domingo, 22 de septiembre de 2024

A 174 años de la muerte del Gral. don José Gervasio Artigas Arnal 1850-2024

Al llegar una nueva conmemoración del fallecimiento de Artigas, ademas de recordar su gesta e ideario es un buen momento para poner en práctica una nueva revisión de los hechos en esa jornada de domingo 22 de septiembre de 1850, a 174 años.

"LA MUERTE DE ARTIGAS ", 

por Elisa A. Menendèz

(Primera mujer en escribir sobre Artigas. Por 17 años fue Directora de la Escuela Artigas en el solar de Asunción del Paraguay, y paralelo a ello desarrolló una tarea como investigadora histórica, escribiendo obras como “Antes de 1810”, y “Artigas defensor de la Democracia Americana”, de esta última obra compartimos el texto referido a la muerte del General.)


  - Tanto se ha escrito sobre este hecho, que algunos autores han llegado a novelarlo rodeándolo de detalles dramáticos. Unos ven al anciano yacente dejar el lecho y arrodillarse a recibir el Viático; otros lo describen pidiendo su caballo porque quiere morir montado, o viendo cómo el humilde vecindario se arrodilla al paso del fúnebre cortejo.
Lejos de nosotros la idea de desautorizar tales suposiciones. Después de leer lo que se ha escrito al respecto, compulsándolo con los documentos fehacientes que han quedado, llegamos a la conclusión que el deceso se produjo en forma normal, casi repentinamente. El sepelio se realizó en la intimidad de pocas personas; las cuales, creemos, ignoraban que ese viejecito humilde que entregaban a la tierra, era el adalid de la causa republicana. Naturalmente debemos descartar de esa ignorancia a algunas personalidades que habitaban en su vecindad, como López y sus familiares, el ministro del Brasil Pimienta Bueno y algunas otras personas superiores al medio ambiente.
Para el sencillo vecindario, don José Artigas no era más que un “caraí extranjero”, que no ha mucho había venido a morar entre ellos. Nada más sabían de su vida.
Si bien el gobierno de don Carlos Antonio López era más humano y progresista que el de su antecesor, no lo era mucho en cuanto a libertad de pensamiento. En su dictadura de dieciocho años sólo hubo en el país un periódico, órgano oficial del gobierno, bajo su inmediata censura. En el momento que nos ocupa —1850— existía “El Paraguayo Independiente”, que fué más tarde substituido por “El Semanario Ilustrado”, que aparecía los sábados, y, como el anterior, con mordaza. Con tan limitados medios de información muy poco podía ilustrarse el pueblo, que seguía viviendo en el mismo aislamiento espiritual respecto a los acontecimientos sucedidos más allá del horizonte aldeano. No nos extrañe, que vieran en don José sólo al anciano que los saludaba sonriente, cuando pasaba en su “Morito“ camino de la iglesia o a visitar algún vecino.
Un día no lo vieron pasar. Al siguiente tampoco... Don José estaba enfermo. A la mañana temprano los vecinos madrugadores comentaron que había fallecido, recibiéndose la noticia con la mayor naturalidad. Cuando se han cumplido 86 años, la muerte ya no sorprende ni al mismo a quien viene a buscar. Concurrieron los vecinos más cercanos. Como el difunto no tenía deudos ni dinero para costear el sepelio, aquella buena gente lugareña, a pesar de sus limitados recursos, contribuyeron en la medida de sus fuerzas para comprar un pobre cajón donde depositar el cadáver. Pasaron la noche alternando las horas con rezos y oraciones, piadosa costumbre que aún subsiste. A la mañana siguiente lo pusieron en una pequeña carreta tirada por mansa yunta —medio de transporte usado hasta hoy en la campaña— que marchó dando tumbos entre baches y zanjas hasta el cementerio de la Recoleta distante poco más de una legua. Allí los vecinos que se habían impuesto esta caritativa misión, buscaron al cura de la parroquia P. Cornelio Contreras para que los acompañara a darle cristiana sepultura. Y como tampoco tenían dinero para comprarle un sepulcro, lo llevaron al campo santo y lo entregaron a la madre tierra.
Madre, al fin, no le cobró derechos de sepultura. Allí quedó descansando, ignorado hasta por los mismos que lo acompañaban, el hombre que encarnó el sentido político-social de la revolución americana, que con más sacrificios luchó porque la libertad y la justicia reinaran sobre estos pueblos. ,
El Padre Contreras volvió a la iglesia, y con la indiferencia del que realiza todos los dias el mismo trabajo, escribió en el libro correspondiente la partida de defunción, que es una síntesis de lo que hemos venido describiendo. En el margen de la página apuntó: “José de Artiga - Extranjero”.
Y a continuación: “En esta parroquia de la Recoleta de la Capital, a 23 de setiembre de 1850, yo, el cura interino de ella enterré en sepultura ordinaria el cadáver de un adulto llamado José de Artiga, extranjero, de esta feligresía.
Doy fe. — Cornelio Contreras”.
Los humildes vecinos que lo llevaron, volvieron a sus casas, con la tranquilidad del que ha cumplido un deber humanitario. Habían dejado descansando en la paz de la tierra a un hombre bueno, a un extranjero sin familia, venido quién sabe de dónde! No sabían que habían enterrado al que no podía considerarse extranjero en ningún rincón de América, porque había luchado tanto por el futuro feliz de esta patria grande, que hoy hermana en una gran familia a los hombres que en ella nacieron y a los que vienen a ella, cumpliendo así uno de sus altos postulados.
Volvió con ellos al rancho solitario, cabizbajo, el negro Ansina, soldado, asistente, criado, amigo y deudo. Todo. Digno representante de la patria oriental ^en aquel momento supremo, rindiendo con su dolor sincero el homenaje de las únicas lágrimas que humedecieron la fosa del desterrado anónimo!
Allí quedó, en la soledad del campo santo, una tumba más, apenas señalada por una tosca cruz de madera, un poco de tierra removida...
Allí quedaba lo físico, lo humano, lo terrenal; lo que es capaz de destruirse. Su obra inmensa, sus grandes ideales americanistas, su ejemplo de desinterés y justicia diluido en las partículas inmortales de su espíritu, seguirán viviendo mientras haya corazones orientales y almas americanas capaces de comprender la grandeza del varón esclarecido, que llegó al martirio en aras de postuladós redentores.
A los pocos días de acaecido el deceso, “El Paraguayo Independiente”, con fecha 28 de setiembre, le dedicó el siguiente artículo necrológico, cuyos datos son tomados del oficio ya citado, que Francia dirigió al comandante del puerto de Borbón, el 12 de mayo de 1821. Dice así: “El tiempo acreditó la firme resolución que había tomado de no volver al suelo donde vió la luz, cuando se' presentó en Candelaria perseguido por los suyos pidiendo un rincón en la República donde acabar sus días. Ha tenido para su regreso obligantes y repetidas invitaciones, tan luego como ha circulado en el exterior la noticia de que el Gobierno Consular establecido a la muerte del Dictador Francia, abrió las puertas de la república al comercio exterior y dejó expedito el regreso de todo extranjero, detenido por el sistema de aislamiento del régimen fenecido. Pero Artigas se ha excusado en todas ocasiones.
“Fué uno de los fundadores de la independencia del Estado Oriental, su patria. El General Artigas ha resistido con pocos recursos todo el poder de Buenos Aires y disputó la superioridad de las fuerzas del Brasil.
“Su ascendiente dominaba al indio charrúa, al peón de los estancieros, a los oficiales instruidos, a los elementos de la guerra.
“Derrotado en su último combate de Tacuarembó, y perseguido por uno de sus comandantes el caudillo Ramírez, a quien había dejado a guardar más de cuarenta mil pesos oro se alzó con estos dineros y con ellos sublevó y aumentó algunas tropas de gente armada... Pidió asilo al gobierno de la República, diciendo que si no se lo concedía irla, a meterse en los bosques. Su esperanza fué bien correspondida; él vino destituido de todo medio de auxilio y el gobierno le hizo dar una asistencia regular durante su residencia en el suprimido convento de las Mercedes y después lo hizo llevar a vivir a la villa de San Isidro de Curuguaty.
“En 1845, S. E. el Presidente de la República lo llamó a esta ciudad para proporcionarle mejor comodidad de la que podría disfrutar en aquel punto.
“El General Artigas no amaba las ciudades; aun en la vejez quería la libertad de los campos; en consecuencia fué acomodado en una chacra de la vecindad de esta capital, donde ha finalizado sus días el 23 del corriente, a los treinta años cumplidos de haber entrado en Asunción.
“Fué dado a la tierra en el cementerio de la Recoleta. Pueden sus amigos y parientes tener el consuelo de que nada le faltó, y de que sucumbió agobiado por el peso de noventa años porque es la muerte común. Séale la tierra leve".
Páginas 291 a 294

 Como comentamos al principio, es buen momento para poner en práctica una nueva revisión de los hechos en esa jornada de domingo 22 de septiembre de 1850.

LIBRO ORIGINAL ( ARCHIVOS ECLESIASTICOS) Cementerio Recoleta, Padre Cornelio Contreras

No sabria el padre..., que no se le considera extranjero en ningùn rincón de América...

Esta muy claro que el padre Contreras anotaba los entierros diariamente, en la jornada del Lunes 23 de septiembre el total fué de 4 personas. EL DÍA 24 NO ANOTO ENTIERROS. 

 Para realizar y sostener la presente investigación hemos recurrido a este libro de la iglesia y a los Archivos generales de Asunción, el A.N.A al  Decreto sobre creación de un cementerio público en la Recoleta  y al documento Establecimiento del Cementerio General en la Recoleta. ambos de 1842.

Nota: fue enterrado en el cauce nro.26 tercer sepulcro, cementerio general.“Campo Santo de los Insolventes”.Se aprecia como el texto original fue modificado, corregido, (tiempo más tarde), se agregaron las S, General, Don, lápida, etc. 

 Esta incertidumre sobre lo escrito, ya instalado fuertemente en los calendarios, estructuras y hasta en la memoria colectiva de generaciones, y lo que nos muestra la verdadera información recolectada de la época, no coinciden!, los rituales, eucaristía, rosario y otros rezos en la proximidad del ocaso hasta el día presente, estas prácticas de oración, permanecen hoy en día presentes en pleno siglo 21 en el Paraguay.

Casi con certeza Don José realmente falleció el día domingo 22, velatorio mediante, el lunes 23 por la mañana partiò la carreta con bueyes recorriendo los casi 6 kilometros del camino boscoso y selvatico en su época... y que hasta hoy separan Yviray del Cementerio de la Recoleta, actual calle avda. Sacramento.

1er ANUNCIO NECRÓLOGICO EN PARAGUAY

 Diario el Paraguayo Independiente, COPIA ORIGINAL
Primera publicación sobre el deceso de Artigas, fecha: 28.09.1850




4 MESES DESPUÉS DE LA MUERTE DE ARTIGAS EL "JORNAL DO COMMERCIO" EN BRASIL HACÍA LO SUYO ANUNCIANDO EL DECESO EL DIA 13 ENERO DE 1851

(Fué gracias a esta publicación en Rio de Janeiro que en el  Uruguay y Argentina se supo del deceso del General Artigas casi 5 meses despues.

El periodico rioplatense, o litoraeño, El Porvenir del 5 de febrero de 1851 informaria de su deceso, 5 meses más tarde.

 


Diseños de Artigas

Autor: Alfred Demersay, 1846-7, Histoire physique, économique et politique du Paraguay et des établissements des Jésuites, Volúmen Atlas ( full-page colored)
Paris, Librairie de L. Hachette et Cie, 1860-65. 

Busto:  Intendencia Municipal de Paysandù, Uruguay

Testimonio de Mons. Bogarín, obispo de Asunción

Artigas: Yo no debo morir en la cama, sino montado sobre mi caballo! Traigan al Morito que voy a montarlo!

Juan Sinforiano Bogarín nació en Mbuyapey, el 21 de agosto de 1863...13 años después de la muerte de don José.!!!

 --------------------------------------------------------------------------------------------------

A las pruebas remitimos que además , Con Libertad No Ofendo ni Temo 

 


ARTIGAS EN 3D

https://p3d.in/POIcG

No hay comentarios:

Publicar un comentario