sábado, 12 de abril de 2025

Efemérides 1811 – 11 de Abril – 1831 (Mercedes y Salsipuedes)

 


Veinte años justos separan a dos hechos históricos que en principio podrían ser considerados inconexos entre ellos y sin embargo están mucho más emparentados en sus esencias de lo que en principio solo parecería ser una coincidencia del almanaque.

Uno inicia, cual partida de nacimiento, la gesta que generaría el ideario Artiguista, el otro fue el vil intento de exterminio de una etnia que no encajaba en el plan de organización de un orden que acababa de vencer por la traición a ese ideario.

Jueves, 11 de Abril de 1811, Proclama de Mercedes.

A muy pocos días de producida la “Admirable Alarma”, llega a tierra Oriental José Artigas, nombrado segundo jefe de las milicias orientales.
El fuego de la revolución comenzaba a tener fuerza, se encendía e incendiaba toda la Banda Oriental.

Desde su cuartel provisorio en Mercedes Artigas lanzaba su arenga a los Orientales, los invitaba a plegarse a la revolución contra el poder monárquico, les exhortaba a defender la libertad, a ser libres e iguales, a desprenderse del sometimiento,
Ahí comenzaba la gesta.

Casi cinco meses después de la proclama del 11 de abril la Junta de Bs. As. convertía a los Orientales y su tierra en moneda de cambio para los vaivenes de la guerra, trataba el territorio oriental como botín de guerra y a su pueblo como un semoviente más, desoía sus reclamos, los desprotegía, los entregaba como presa fácil.
Todo lo cual provocó en los Orientales su pronunciamiento de autodeterminación.

Los hechos se suceden;
En octubre de ese mismo 1811, el nombramiento de José Artigas como Jefe de los Orientales; la entrega unilateral por parte de Bs. As. de la Provincia Oriental al poder monárquico, las Asambleas Orientales donde se expresa la soberanía de los pueblos, ”La Redota”, luego la vuelta al pago.
En agosto de 1812 el pronunciamiento de los jefes Orientales determinando la autonomía oriental, en diciembre; la “Precisión del Yi” ante la prepotencia porteña y sus intentos de neutralizar la soberanía oriental.
En abril de 1813 el Congreso de Tres Cruces, en él la “Oración Inaugural” y las Instrucciones con su proposición de Libertad, Soberanía e Independencia para la Provincia Oriental y la Confederación de Pueblos Libres para el conjunto de provincias, todo bajo el sistema de República.

Los bandos quedaban así armados, por un lado el centralismo porteño secundado por la oligarquía económica de Montevideo, las logias corporativas del poder de algunos pocos intentando el sometimiento de los pueblos para sus fines de rédito comercial y económico.

Enfrente, Artigas, su Liga de los Pueblos Libres con su proyecto de Confederación, o sea; la unión de estados soberanos que por pacto recíproco formarían un macro estado solidario, equitativo, plural, inclusivo y republicano.

Y está ahí, luego, el Reglamento Provisorio de reforma agraria del año 1815 diciendo;

”…que los más infelices sean los más privilegiados…”

”…los negros libres, los zambos de esta clase, los indios y los criollos pobres, todos, podrán ser agraciados con suertes de estancia…”

Y está Artigas, en enero de 1816, diciendo todo lo contrario a las “justificaciones” que los genocidas darían en 1831 para la obscena y traidora matanza.

Decía el prócer;

”Es preciso que a los indios se trate con la mayor consideración, pues no es dable, cuando sostenemos nuestros derechos, excluirlos del que justamente les corresponde.
Su ignorancia y civilización no es un delito reprensible.
Ellos deben ser condolidos más bien por esta desgracia, pues no ignora usted quien ha sido su causante y nosotros ¿habremos de perpetuarla? ¿y nos preciaremos de patriotas siendo indiferentes a este mal?
Por lo mismo es preciso que los magistrados velen por atraerlos, persuadirlos y convencerlos y que con obras mejor que con palabras acrediten su compasión y amor filial”.
(Artigas, al gobernador de Corrientes, 31 de enero de 1816).

Vendrán luego la guerra, la traición y la felonía de los aliados y de algunos de sus lugartenientes que serán luego ideólogos y protagonistas cipayos de la matanza de Salsipuedes.
Tras eso la derrota militar, el confinamiento en la selva Paraguaya del prócer, su ideario, su proyecto al fin fue sometido y desterrado.
Lunes, 11 de Abril de 1831, Matanza de Salsipuedes.

Armado el sistema de dominación por las minorías económicas, sus oligarquías, el reparto de poder incumbía a las tierras, incluso y sobre todo aquellas tierras que fueron dadas a los más pobres y a los más infelices que estaban en los territorios de aquellos que según palabras, voluntad y hechos del prócer debían de ser condolidos y tratados con la mayor consideración.

Los que eran tenidos en consideración por Artigas por sus derechos ancestrales a la tierra, ahora no encajaban en un sistema de uso, abuso y explotación. Debían, por tanto, ser eliminados, destruidos, neutralizados, al igual que aquel que ahora estaba confinado en el Paraguay.

Las logias de poder, la oligarquía económica, como aves rapaces se abalanzan sobre las tierras de aquellos dueños ancestrales y de propietarios que en su momento fueron privilegiados por el reparto porque habían sido infelices y ahora tenían que volver a serlo en el sistema imperante y triunfante antiartiguista.

Al igual que hicieron con Artigas recurrieron a la traición, el engaño, porque tanta libertad, tanto derecho y tanta equidad solo se podían combatir con igual cantidad de perfidia, ignominia y perversión.

La constitución jurada el año anterior legalizaba el poder de los menos sobre los más, de los ricos sobre los pobres, de las asociaciones de poder sobre la legalidad.
Pero eso solo sometía al blanco y al mestizo sumisos, no podía someter al libre de naturaleza, de nacimiento.
No podía someter al indígena.

Ese seguía su lucha por lo que le correspondía por derecho, por herencia, por lo que le estaba siendo robado, usurpado, arrancado por la fuerza bruta.

La negociación no era posible en los términos que les imponían, ya que la única intención era someter, poseer, mercantilizar, subyugar y ellos estaban por fuera de ese sistema, no lo entendían, no lo compartían y no lo podrían vivir.

Así cobra sentido histórico, justificación cínica, perversa y vil, la matanza del 11 de abril de 1831, fue un golpe más del exterminio, ya no de una raza, sino de algo mucho más grande, era el intento del exterminio de una idea, de una forma de entender la vida y su convivencia en sociedad.

Se trataba de aniquilar a los dueños de un derecho, para robarlo y ponerle precio. Poseer sus tierras, su espacio y por tanto sus vidas.

Los perpetradores no tienen perdón histórico por lo hecho ya que no los justifica la época, porque ya en ella Artigas había dictado sentencia de cómo se debía proceder con los indígenas.
Y no lo había solamente dicho, sino también, lo más importante, lo había realizado.
El ejemplo, la guía, la jurisprudencia, el acto, estaban ya marcados, realizados y aceptados por ambas partes.
Se había decretado y realizado la inclusión sin sometimiento, el juntarse sin mezclarse y el convivir con tolerancia y negociación.
El único inconveniente es que eso iba en detrimento del poder de unos pocos, en contra de su codicia y en desmedro de su poder.
La inclusión, el dar derechos y convivir no eran ya una opción.

Los traicionados, engañados y asesinados en Salsipuedes y en los sucesivos combates, encerronas y celadas, nunca habían leído las palabras de aquella proclama de Mercedes de 1811, y seguro que ni escuchado de boca de un hombre que no fuera de su estirpe, la esencia de aquella arenga, pero ella, en su contenido, ya era mucho antes parte de su historia.
Tal vez porque Artigas la aprendió primero de ellos y luego fue recién que la lanzó en aquel abril del año once.

Lo que sí es seguro que aquellos indómitos, al caer por última vez al suelo, un instante antes que sus pupilas se dilataran para siempre, que su sangre regara la tierra que los vio nacer, estaban honrando como un mandato ancestral las palabras que hacía veinte años el prócer dirigía a sus Orientales:

“…TIEMBLEN ESOS TIRANOS DE HABER EXCITADO VUESTRO ENOJO, SIN ADVERTIR, QUE LOS AMERICANOS DEL SUD, ESTÁN DISPUESTOS A DEFENDER SU PATRIA; Y A MORIR ANTES CON HONOR, QUE VIVIR CON IGNOMINIA EN AFRENTOSO CAUTIVERIO”.

Memoria eterna para los inmolados en Salsipuedes.
Memoria eterna para la gesta de la Patria Vieja.

 Fuente: https://chancharruas.wordpress.com/1811-11-de-abril-1831/

 



El 11 de abril de 1811 en Mercedes, (Banda Oriental) el Gral, Josè Gervasio Artigas emitió una Proclama Revolucionaria.

 
Leales y esforzados compatriotas de la Banda Oriental del Río de la Plata: vuestro heroyco entusiasmado patriotismo ocupa el primar lugar en las elevadas atenciones de la Excma. Junta de Buenos Ayres, que tan dignamente nos regenta.
Esta, movida del alto concepto de vuestra felicidad, os dirige todos los auxilios necesarios para perfeccionar la grande obra que habéis empezado: y que continuando con la heroycidad, que es análoga a vuestros honrados sentimientos, exterminéis a esos genios díscolos opresores do nuestro suelo, y refractarios de los derechos de vuestra respetable sociedad. Dineros, municiones, y tres mil patriotas aguerridos son los primeros socorros con que la Excelentísima Junta os da una prueba nada equívoca del interés que torna en vuestra prosperidad: esto lo tenéis a la vista, desmintiendo las fabulosas expresiones con que os habla el fatuo Elío, en su proclama de 20 de marzo. Nada más doloroso a su vista, y a la de todos sus facciosos, que el ver marchas (con pasos magestuosos) esta legión de valientes patriotas, que acompañados con vosotros van á disipar sus ambiciosos proyectos: y á sacar a sus hermanos de la opresión en que gimen, bajo la tiranía de su despótico gobierno.
Para conseguir el feliz éxito, y la deseada felicidad a que aspiramos, os recomiendo á nombre de la Excelentísima Junta vuestra protectora, y en el de nuestro amado jefe, una unión fraternal, y ciego obedecimiento á las superiores órdenes de los jefes, que os vienen a preparar laureles inmortales. Unión caros compatriotas, y estad seguros de la victoria. He convocado á todos los patriotas caracterizados de la campaña; y todos, todos se ofrecen con sus personas y bienes, a contribuir a la defensa de nuestra justa causa.
A la empresa compatriotas, que el triunfo es nuestro: vencer ó morir sea nuestra cifra; y tiemblen, tiemblen esos tiranos de haber excitado vuestro enojo, sin advertir que los americanos del sud, están dispuestos a defender su patria; y a morir antes con honor, que vivir con ignominia en afrentoso cautiverio.

Cuartel General de Mercedes. 11 de abril de 1811.
José Artigas.

Biblioteca Artiguista


*Aclaración: Se respetó la ortografía de la fuente documental.
 
(Esta proclama fue originalmente publicada por La Gaceta de Buenos Ayres el jueves 8 de mayo de 1811.) 
 
 

11 de Abril "Día de la Nación Charrúa y la identidad indígena"

La Ley 18.589, aprobada en el año 2009 en su primer Artículo declara que, en este día se conmemorará el "Día de la Nación Charrúa y de la Identidad Indígena", en el segundo Articulo, se estipula que tanto el Poder Ejecutivo como la Educación Pública, deberán coordinar diferentes acciones públicas para informar y sensibilizar a la ciudadanía sobre el aporte indígena a la identidad nacional, los hechos históricos relacionados a la Nación Charrúa y lo sucedido en Salsipuedes en 1831.

¿Por qué el 11 de Abril?
El 11 de abril de 1831, en la cuenca del Arroyo Salsipuedes, ubicado en el actual Departamento de Paysandú casi en su límite con el Departamento de Tacuarembó, se llevo a cabo una de las últimas campañas de exterminio de los grupos indígenas denominados Charrúas.

Desde la época Colonial, se habían desarrollado numerosas campañas militares para eliminar a los grupos e individuos que perturbaran la estabilidad de los sistemas políticos–económicos dominantes. Y las comunidades indígenas eran uno de ellos.

Con la consolidación del Estado uruguayo independiente, este objetivo continuo vigente y fue concretándose en los primeros años del primer gobierno.

Es así, que en abril de 1831 el entonces Presidente de la República, General Don Fructuoso Rivera, convoca a los principales Caciques Charrúas y a sus parcialidades a reunirse en el mencionado arroyo. Tras una emboscada atacan a los grupos charrúas, matando a la mayor parte de los varones, y tomando numerosos prisioneros fundamentalmente mujeres y niños.

Si bien hubo algunos sobrevivientes que lograron huir, y las mujeres y niños fueron repartidos como servicio doméstico en la sociedad criolla -y por lo tanto tuvieron descendencia-, luego de este episodio, desde mediados de la década de 1830, prácticamente ya no hay más registros de grupos originarios organizados.
 

 


jueves, 3 de abril de 2025

3 DE ABRIL DE 1812 " LA PROFECÍA DE ARTIGAS"

 

Fuente: http://jorgepelfort.blogspot.com/1986/09/la-profecia-de-artigas.html

 

"Si la acción general se pierde, si éste grande, si éste único esfuerzo de los americanos no tiene otro objeto que verter su sangre y hacer con sus cadáveres un monumento a la gloria de los tiranos, ¿de qué servirá a la Provincia del Paraguay haberse mantenido a la defensiva? El gemido y el llanto llenarán toda la América y su inundación llegará precisamente a ese territorio, el estruendo de las cadenas volverá a resonar en todas partes y ese sabio Gobierno se verá en la precisión de sentirlo en torno a sí sin poderlo remediar ya".  
(Artigas a la Junta de Gobierno del Paraguay, el 3 de abril de 1812, proponiéndole una alianza, que será rechazada, para defenderse de la prepotencia del Directorio unitario porteño).
 
 
Colecciòn Artigas tomo 8 pag 117 digital AQUI.
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El cumplimiento de la profecía comienza a vislumbrarse medio siglo después. El 26 de diciembre de 1862 en el diario "El Nacional" de Buenos Aires, ya se leen párrafos como éste: "tenemos la obligación de ayudar al Paraguay, obligando a sus mandatarios a entrar en la senda de la civilización". Lo firma Domingo Faustino Sarmiento.

Son los mismos enemigos y detractores de Artigas, los que obligaron su exilio en la generosa tierra paraguaya. Aún más generosa desde que don Carlos Antonio López fue proclamado primer presidente, y lo llevó a vivir a su lado.

Sí, son sus mismos enemigos: la monarquía lusitana aliada al partido Unitario porteño. El mismo que, tras la imposición de la Constitución federal argentina de 1853 (de hondas raíces artiguistas), debió renunciar a su denominación de "unitario". Y está satisfaciendo ansiosa revancha bajo su flamante título de "Partido Liberal". Cambio de collar pero no de colmillos. Y con su vieja pasión por "civilizar". Ayer a la Banda Oriental, a Santa Fe, a La Rioja. Ahora toca el turno a Paraguay.

Civilizar al Paraguay que es la nación más alfabetizada de América del Sur, con más de 4000 escuelas públicas y 24.000 alumnos que recibían gratuitamente los textos impresos en el país y donde todo sargento debía oficiar de maestro de primeras letras en los cuarteles. Donde se cultivaban el algodón y el tabaco originarios de Virginia, la vid de Normandía, la caña de azúcar de Java. Único país sudamericano que conoce el telégrafo, los ferrocarriles, los altos hornos, los astilleros. De éstos han salido nueve de los doce barcos que hacen la carrera Asunción - Buenos Aires, otros llegan a Europa. Y algo insólito para los imperialistas, intolerable:
 única nación latinoamericana que no tiene deuda externa, sus exportaciones duplican las importaciones.

Que prospera en paz desde 1811 (cuando derrotara al cuantioso ejército que enviara el Directorio porteño), bajo un paternalismo socioeconómico que vino a calzar justamente en el súbito vacío que dejara la civilización jesuita.

Que ha tenido fortuna de ser gobernada por dos sabios y honestos administradores: el misógino José Gaspar Rodríguez de Francia y, a su muerte, don Carlos Antonio López. Francia, vocal de la Junta de Gobierno cuando la premonitoria advertencia artiguista de 1812, continuará ignorándola luego como gobernante absoluto, confiado en su espléndido aislacionismo. López, un par de veces intenta salir de él. Pero ambas constituyeron fatídicas decisiones. En 1845 envía tropas a Corrientes, al mando de su primogénito Francisco Solano, a luchar junto al ejército unitario de Paz contra Rosas. Y en 1859 volverá a enviarlo, ésta vez como mediador, salvando a los unitarios-liberales de Mitre de los federales de Urquiza tras la batalla de Cepeda.

LA VACA EMPANTANADA.-
 Trágico error ayudar a los enemigos de Artigas. El agradecimiento de éstos será el de la vaca empantanada: topar a quien la desatascó. Al apadrinar el pacto de San José de Flores ha decretado el joven López la ruina de su patria y la suya propia. Ni bien sale de Buenos Aires, su barco, el "Tacuarí", es cañoneado por buques ingleses, clara señal de que éstos no están dispuestos a seguir tolerando su exclusión de la economía paraguaya. Y comienzan a accionar los hilos de sus marionetas sudamericanas. Mitre, se hará el distraído ante la protesta paraguaya por el atropello perpetrado en aguas argentinas.

Es que en la banda izquierda del Plata no gobierna ya aquel militar gaucho de Purificación que, tras instruir al Comandante de la flota británica acerca de las condiciones necesarias para entablar relaciones comerciales, concluía: "Si no le acomoda, haga V.E. retirar sus buques de estas costas que yo abriré el comercio con quien más nos convenga".

Tampoco en la margen derecha manda el pulido gaucho de ojos azules que sometía a varios días de amansadora al ministro Southern que le solicitaba audiencia, despertando las horrorizadas iras de Sarmiento en "La Crónica" de Chile:

"Rosas... no quiere recibir al ministro inglés y pide satisfacción por todo. ¿Es un animal? ¿Es un salvaje? Escoja usted"
 Un gobernante criollo pidiendo satisfacciones a personaje tal... ¡qué audacia!

Sí, no cabía duda: las naciones del Plata habían entrado por la senda de la "civilización".

Y el 18 de junio de 1864 en
 Puntas del arroyo Rosario, Colonia, entre el canciller mitrista Elizalde, el plenipotenciario brasileño Saraiva y Venancio Flores, el ministro de Su Majestad Edward Thornton será padrino de bautismo de una horrenda criatura: la Triple Alianza.

PAYSANDÚ: PRÓLOGO INFAME.-
 En 1862 muere don Carlos A. López, es designado en su remplazo su primogénito Francisco Solano. Tiene 26 años, vasta cultura, probada energía y profundo amor a su patria.  Su clara inteligencia le permite vislumbrar el peligro que acecha a su país por el error de su cerrado aislamiento.  Comprende por fin la prédica tenaz del presidente blanco Bernardo Berro, la misma que medio siglo antes Artigas proponía en vano a la Junta del Paraguay: una sólida amistad capaz de mantener a raya a unitarios y lusitanos... los que derrocaron a Artigas, los que derrocaron a Rosas, los que tienen asfixiado al gobierno de Aguirre, sucesor de Berro. Y Francisco Solano decide intervenir con sus tropas para salvar a la sitiada Paysandú. Pero el gobernador entrerriano Urquiza, quien prometiera franquearle el paso a través del litoral argentino, así como también acudir en apoyo de los sitiados, traiciona ambas promesas. Es que no quiere estropear un inesperado, fabuloso negocio: las tropas brasileñas que sitian la ciudad están mal montadas y el general Manoel Osorio ofrece comprarle 30.000 caballos al tentador precios de treces patacones por cabeza. Comenta un historiador brasileño: "Urquiza, embora inmensamente rico, tinha pela fortuna amor inmoderado. O general Osorio conhecía-le o fraco e deliverou servir déle".

López, frustrada así de raíz su estrategia, pero determinado a salvar Paysandú, decide abrirse paso por territorio brasileño, para lo cual no estaba preparado. El comandante paraguayo Estigarribia ocupa Uruguaya, pero queda sitiado allí por fuerzas muy superiores.

Los 390.000 patacones engullidos por Urquiza han tenido por resultado dejar el ejército entrerriano de a pie, es decir a merced de Buenos Aires. Y en vez de pronunciarse contra Mitre, como prometiera a las provincias que lideraba y al propio López, Urquiza se le somete mansamente en medio de la airada protesta de los federales. Es que el voluble caudillo está recibiendo extrañas visitas en su palacio "San José" y, sin duda, ya olfatea otro importantísimo negocio: el monopolio del abastecimiento de carne (de sus inmensas, innúmeras estancias) a los ejércitos de la Triple Alianza en ciernes. Su propio hijo Waldino, disgustado con la política paterna cruzará el Uruguay y combatirá junto a los blancos. Con él, también el coronel Telmo López, hijo de Estanislao, el caudillo santafecino de la Liga Federal artiguista. Será seriamente herido en la defensa, Rafael Hernández, hermano del futuro autor de "Martín Fierro", José. Este, impedido de cruzar el río para combatir por sus ideas, desde las columnas de "El Argentino" arroja al rostro de Urquiza un tremendo presagio que, siete años después, se cumplirá con cruda precisión: "Allí en 'San José', en medio de los halagos de su familia, su sangre ha de enrojecer los salones tan frecuentados por el Partido Unitario! ¡En guardia, general Urquiza, el puñal está levantado!"

Y será en el palacio "San José". Y en medio de sus hijas. Y el puñal lo blandió Nicomedes Coronel, integrante de las fuerzas revolucionarias federales del caudillo entrerriano Ricardo López Jordán.

EL SECRETO ESCANDALOSO.-
 Ante la caída de Paysandú, la prensa federal (provinciana o porteña) fustiga duramente por la pluma de Guido Spano, Navarro Viola, Olegario Andrade, José Hernández, la complicidad mitrista y la traición de Urquiza. Y previene acerca de la posible alianza con Brasil contra Paraguay, ya sospechada a pesar del "secreto" del pacto de Rosario. Porque era evidente que la alta dirigencia del unitarismo porteño daba pie a la desconfianza.

Protesta López ante Buenos Aires por permitir el tránsito y abastecimiento de la escuadra brasileña por el Paraná rumbo a Asunción, mientras niega el paso de las fuerzas pararaguayas por el litoral correntino hacia Paysandú. Declara entonces la guerra a la Argentina e invade Corrientes, cuyo pueblo lo recibe como un aliado. Allí se incauta de correspondencia dirigida al gobernador correntino Lagraña por parte del canciller Elizalde, que evidencia la complicidad mitrista con los brasileños. Y captura dos barquichuelos que motivan estos eufóricos y significativos párrafos de Elizalde a Mitre: "Doy a usted la mejor noticia de Pascuas que podía esperar: López pisó la celada, nos llevó los vapores de Corrientes. Nada de reclamaciones. Tendremos guerra. Cambiamos dos cascos viejos por medio Paraguay. La bofetada que esperaba Rawson (Ministro de Guerra porteño) ya está dada. El oro del Brasil derramaráse a raudales por nuestro territorio". Todo un libro no definiría mejor que estos pocos renglones la catadura moral del gobierno mitrista.

El 1º de mayo de 1865 en "sesión secreta" se dan los últimos toques en Buenos Aires al
 Tratado de la Triple Alianza, nacido casi un año antes en nuestro país. Mitre informa (de inmediato, por supuesto) al Ministro Thornton; el canciller uruguayo De Castro se apresura a hacer lo propio con William Lettson, ministro de Su Majestad en Montevideo. Ambos titiriteros platenses lo comunican casi simultáneamente a Londres, donde el Primer Ministro Russell lo divulga y es debatido en la Cámara de los Comunes, ¡¡con detalles de los territorios a arrebatarle al Paraguay!! Los diarios de todo el mundo lo publican. Esto indigna a los brasileros, que exigen a Russell la cabeza del "chismoso". Impelido a quemar a uno, el Premier prefiere obviamente salvar a Mitre y echa el fardo a De Castro. Obligado a renunciar, éste incurre en la increíble candidez de sugerirle lo propio a Russell, "como gesto de solidaridad" ¡entre pares!. El británico ni se molestó en contestar. Pero imaginamos su socarrona sonrisa...

LA BALANDRONADA DE MITRE.-
 Ávido de poder y gloria, Mitre, con su fastuosa imaginación, quiso dejar sentada una rimbombante jactancia para la posteridad: "En veinticuatro horas en los cuarteles, en quince días en Corrientes, entres meses en Asunción". Tres soberanas pifias. Olvidó que para tales vaticinios en nada ayudan la fantasía, la egolatría ni la soberbia. Varios meses demoraron los aliados en pisar Corrientes, casi cuatro años en entrar en Asunción (5 de enero 1869). En cuanto a los tres días en los cuarteles... la simpatía por causa paraguayo-oriental se manifiesta casi unánime en las provincias y el gobierno se las ve amargas para reclutar tropas. Deserciones y motines están a la orden del día. Los 6.000 hombres que a duras penas Urquiza reúne en Yuquerí, se desbandan al enterarse que la cosa era contra Paraguay. El recién nominado General del Ejército de Vanguardia, otrora poderoso caudillo de la Confederación, se queda sin gente, que no impunemente traicionaría la causa federal. Y se dedicará al lucrativo papel de abastecedor mientras espera el puñal vengador.

El español León de Palleja, coronel del ejército florista, escribirá en su conocido
 "Diario de Guerra": "...considero una guerra estúpida la que hagan entre sí Orientales y Paraguayos, naciones de origen casi idénticas". Y en marcha hacia el Paraguay dirá: "En Entre Ríos desertaban los entrerrianos, en Corrientes, los correntinos... y todos nos llevaban algunos orientales". Es famoso el mensaje con que un gobernador acompañaba el envío del contingente de su provincia: "Ahí van 300 voluntarios. Devuélvanme las maneas".

Oportunamente un desesperado Mitre escribirá:
 "Si la mitad de Corrientes no hubiese traicionado la causa nacional, si Entrerríos no se hubiese sublevado dos veces, si casi todos los contingentes incompletos de las provincias no se hubiesen sublevado, si una opinión simpática al enemigo no hubiese alentado la traición ...¿quién duda que la guerra habría terminado ya?" Claro que sí. Pero lo que Mitre no quería entender era que los hijos de los criollos que expulsaron a los españoles de Argentina, Chile y Perú, no habían degenerado en cobardes, ni traidores; simplemente comprendían que aquella guerra particular del Presidente y su círculo, no era una guerra de la nación argentina.  Durante la misma se contabilizaron 117 levantamientos, entre ellos las importantes revoluciones del catamarqueño Felipe Varela.

La profecía de Artigas está cumpliéndose inexorablemente. Es que a los enemigos comunes hay que enfrentarlos en común. Frente  a ellos, su intuición y experiencia lo decían, inútil ejercer la más leal conducta, inútil pretender aislarse y, menos aún, intentar el apaciguamiento en base a concesiones que jamás bastarán. Lo experimentaron también Oribe y Berro, así como las provincias argentinas lideradas tras su entregamiento por Urquiza, por el noble caudillo riojano Angel Vicente Peñaloza, "El Chacho". Y ahora toca a Francisco Solano afrontar la tremenda premonición que más de medio siglo atrás enunciara el gran iluminado:
 "Si la acción general se pierde, si éste grande, si éste único esfuerzo de los americanos no tiene otro objeto que verter su sangre y hacer con sus cadáveres un monumento a la gloria de los tiranos, ¿de qué servirá a la Provincia del Paraguay haberse mantenido a la defensiva? El gemido y el llanto llenarán toda la América y su inundación llegará precisamente a ese territorio, el estruendo de las cadenas volverá a resonar en todas partes y ese sabio Gobierno se verá en la precisión de sentirlo en torno a sí sin poderlo remediar ya".

UNA MEDIDA ANTIINFLACIONARIA.-
 Pero hay algo que Artigas jamás pudo imaginar: entre los verdugos del Paraguay se contará un gobernante oriental. Venancio Flores es hábil y valiente guerrero. Gracias a él (y a la venalidad de Urquiza) Mitre conquistó el poder. Y el caudillo oriental se alió a los eternos enemigos de su patria a la espera de la recíproca. Mitre y Tamandaré, auténticos herederos de Pueyrredón y Lecor, lo sentarán en nuestro gobierno. La probada capacidad guerrera de Flores conlleva lamentable contrapartida: es despiadado con el vencido. Cañada de Gómez, en Santa Fe, y Florida y Paysandú en nuestro país, son terribles jalones de su paso.

También en Paraguay dejará sangriento ejemplo de esa fiereza: al frente de 10.500 hombres derrota a 3.000 paraguayos en Yatay. Un corresponsal del "Evening Star" de Londres (y no olvidemos de qué lado jugaba Inglaterra) narra así el epílogo de la batalla:
 "Yatay entraña un sentimiento de horror para todos los que vieron el campo de batalla. Mil cuatrocientos paraguayos yacían en tierra, la mayor parte de ellos apretándose con las manos las gargantas degolladas. Es que fueron hechos prisioneros y después de desarmados los degollaron, en tanto que los más jóvenes fueron salvados para distribuirlos como esclavos".  Pues no hemos de olvidar que una de las tres naciones que fueran a la guerra con el altruista fin de "liberar al Paraguay de un tirano" mantenía aún en tierra de América la democrática institución de la esclavitud... (1) .

Desde allí las fuerzas triunfadoras acuden a reforzar el sitio de los brasileños a Uruguayana que, muerta de hambre y sin municiones, se rinde.  Sigamos con el "Diario" del coronel De Palleja: "Cuando la caballería riograndense vio que se trataba de rendición, avanzó las murallas en procura de algún paraguayito que alzaban en ancas y lo llevaban a su campo. En todos los cuerpos se recogieron paraguayos... Luego vino la noche durante la cual y todo el día siguiente, se estuvo sacando paraguayos por todo el mundo... El Gobernador (Flores), después de dar y sacar para éste y para el otro, ha destinado gran parte para reforzar los Cuerpos. Piensa, me ha dicho, mandar 600 a Montevideo para que se ocupen libremente en las faenas de los saladeros, los que, indudablemente harían bajar los salarios".

Libremente...mano de obra esclava serían, con un plato de comida y un jergón donde acostarse: sin duda que se convertirían en el elemento morigerador de salarios que nuestro gobernante esperaba. Y sobre su forzada incorporación al ejército oriental dice Palleja: "Hasta repugna dar armas a estos pobres hombres para que peleen contra su pabellón nacional y claven la bayoneta en el corazón de sus hermanos".

EL PRECIO DE PASEO.-
 Nominado General en Jefe por el Tratado del 1º de mayo, llega Mitre al teatro de la guerra y Flores le cede el mando. Para los paraguayos será un alivio: Ya lo había dicho cáusticamente Sarmiento: "la doble profesión de Mitre tiene sus ventajas: los militares lo creen un buen escritor y los escritores, un buen militar". Su táctica no parece muy actualizada: es la de los emperadores persas Darío y Jerjes, cinco siglos Antes  de Cristo: enviar oleadas de hombres contra el enemigo hasta imponerse por el número. Así, en Pehuajó hace retroceder a los paraguayos en desmedro de la fama de Pirro: pierde el 75% de los que entraron en combate. Su correligionario Carlos D'Amico (será gobernador de B. Aires en 1884) le acusa de haber seleccionado para enviar al sacrificio a sus enemigos reales o potenciales, como Dardo Rocha, fundador de La Plata. Ya veremos si existía razón para tan tremenda acusación.

En Estero Bellaco, 26 oficiales y más de 200 orientales, caen en aras del engrandecimiento territorial de Argentina y Brasil. Dice de Palleja:
 "Mi pobre batallón Florida ha sido víctima este día, más de media hora luchó solo contra el enemigo... estos sacrificios y otros mayores hay que hacer para llevar a término la campaña que muchos consideraron un paseo militar... Paseo, sí, pero regado con sangre de tantos mártires de la patria".

En Tuyutí mueren 6.000 de cada lado, un de los mayores holocaustos de la historia americana. Las cancillerías de Bolivia, Chile, Perú y Ecuador protestan contra los aliados (9 de julio 1866) ante la revelación de que su propósito era repartirse el Paraguay. En represalia, Brasil dará amplio apoyo a la flota de España (en guerra contra Chile y Perú), y lo propio hará el Gobierno uruguayo.

Boquerón será un infierno. Contra los bien atrincherados paraguayos de José Eduviges Díaz, Mitre envía al sacrificio división tras división, entre ella la de los orientales. Para evitar la hecatombe total, Flores desobedece las órdenes de Mitre y ordena retirada. Cinco mil aliados murieron allí.

Curupaytí es carnicería impresionante: ¡diez mil aliados muertos, contra sólo 92 bajas guaraníes! Tuyú-Cué colma la medida, 8.000 paraguayos ponen en fuga a 50.000 aliados, capturándole todo el parque, bagajes y hasta la correspondencia del General en Jefe. Oportunamente (para la Triple Alianza) en B. Aires fallece Marcos Paz -que sustituía en la presidencia a Mitre- víctima de la epidemia de cólera importada por los lisiados repatriados de la guerra (sólo en nuestro departamento de Soriano la epidemia cobró 3.200 muertes). Los brasileños convencen a Mitre que regrese a hacerse cargo de la Presidencia. Y queda en la Comandancia del ejército su segundo, el Duque de Caxias.

Este tenía ya formada opinión sobre Mitre y sus tácticas. De su profusa correspondencia con el Emperador extraemos: "Nuestros aliados no quieren acabar la guerra porque están lucrando con ella. Mitre ha procurado por todos los medios enredar (atrapalhar) las operaciones... cada vez estoy más persuadido de que Mitre no quiere acabar la guerra..." Y, por fin, la confirmación de la acusación del porteño D'Amico: "El general Mitre está convencido que deben exterminarse los restos de las fuerzas argentinas que aún le quedan, pues de ellos no divisa sino peligros para su persona".

Así de sencillo y práctico. El exterminio de los provincianos era para asegurar, como lo obtuvo, el predominio definitivo de Buenos Aires. Será sin lugar a dudas, su más grande obra. Digno medio para tal fin.

CAXIAS ELUCUBRA.-
 Caxias, el nuevo Comandante, es hombre decidido y conoce bien el terreno que pisa. Desde el fatídico Tuyú-Cué informa a su -emperador (18.IX.67): "...los soldados paraguayos son caracterizados de una bravura, de un arrojo, de una intrepidez y de una valentía que raya a ferocidad, sin ejemplo en la historia del mundo. Su disciplina proverbial de morir antes de rendirse y caer prisioneros, viene a formar un conjunto extraordinario, invencible, sobrehumano. López tiene el don de magnetizar a sus soldados, infundiéndole un espíritu que no puede apreciarse bastantemente con la palabra... Vuestra Majestad tuvo a bien encargarme el empleo de oro (siempre tan eficaz con Urquiza, recordamos nosotros), pero el oro es material inerte contra el fanatismo de los paraguayos, desde que están bajo la fascinadora mirada y el espíritu magnetizador de López". Y tras el sincero y generoso reconocimiento, aflora nuevamente el espíritu de la Triple Alianza: "¿Cuánto tiempo, cuántos hombres, elementos y recursos necesitaremos para terminar la guerra, es decir par convertir en humo y polvo toda la nación paraguaya, para matar hasta el feto en el vientre de la mujer?...".

También Flores volverá al gobierno de su país, hastiado de esa guerra de compromiso ("una guerra de bosta" la define Alberdi), en la que debe soportar desaires de sus aliados que lo consideran, no sin razón, un segundón. Nuestro Primer Mandatario escribe a su esposa:
 "No es para mi genio lo que aquí pasa...en estos días ha querido (Mitre) hasta ordenarme el modo de vestirme... Me dí vuelta y lo dejé". Deja en su lugar al general Enrique Castro a quien, obviamente, no podía irle mejor. Entabladas negociaciones de paz, luego frustradas, sus aliados ni se molestan en informarle. ¡Lo enterará el indignado Flores desde Montevideo! Es que la Triple Alianza para pelear, era sólo Doble para opinar...

El 19 de febrero de 1868, la escuadra brasileña consigue forzar el paso de Humaitá, anticipando la caída de Asunción. En esa misma fecha estalla en Montevideo una revolución acaudillada por el ex presidente Berro, al grito de
 "Viva la libertad oriental y del Paraguay".

El presidente Flores y el propio Berro serán asesinados ese día. El primero por gente que respondía a su correligionario el general Gregorio (Goyo) Suárez, a quien Flores mantenía bajo vigilancia por saberlo culpable de trabajos subversivos.

Berro, asesinado horas después en una celda del Cabildo por floristas -entre ellos Segundo Flores, hijo de Venancio - quienes sinceramente creyeron la difundida versión "goyista" de la culpabilidad de Berro en el asesinato del caudillo. Sobre un carro de basura fue paseado el cadáver desnudo del ex presidente, antes de ser arrojado a una fosa común. Esgrimiendo la "memoria" de Flores, Suárez, al mando de la situación, desató la más feroz matanza en todo el país, superando largamente las de Quinteros y de Paysandú.

El general Batlle, que inesperadamente relega a Suárez de la Presidencia, intenta el retorno del diezmado contingente oriental, pretextando precisamente su escaso número: quedan unos 1.500 de los 5.000 iniciales. ¡Qué esperanza! Que mientras queden orientales vivos se considera insaldada la deuda de Paysandú. Volverán 250.

Nunca sabremos la cantidad de compatriotas muertos a consecuencia de la guerra, tanto en Paraguay como en nuestro país, pues si el contingente inicial fue de cinco mil, otros envíos fueron constantes durante todo el conflicto. Los heridos graves y lisiados eran retornados al país, y con ellos importábamos el cólera, la fiebre amarilla, el dengue, la malaria, etc. Estas pestes eran difundidas también por las tropas brasileras en su constante tránsito de ida y vuelta de San Pablo. Montevideo-Asunción, con un par de días de reabastecimiento en nuestra capital, para alegría del comercio y los lupanares montevideanos, inmejorables focos de difusión de las consabidas pestes mencionadas.

Si en nuestra apartada Mercedes - según el historiador W. Lockhart
 "...en un mes fallecieron 1.200 coléricos, la cuarta parte de la población". (Rev. Hist. de Soriano Nº 4, ps. 33/34)-, ¡qué esfuerzos no habrá hecho nuestras autoridades y nuestros historiadores par que no trascendiera la cifra de muertos en nuestra capital!

Para realización del sueño mitrista, van quedando también pocos argentinos. El peso de la guerra lo lleva Brasil, que dispone aún de un inmenso manantial humano: todos los esclavos varones aptos del inmenso imperio. Son los terribles cambá, que en esa su pretendida "libertad", descargan sobre el enemigo todo el odio cosechado en el infierno de su vida. Y que, a su vez, son sustituídos por los prisioneros paraguayos en algodonales, cafetales, cañaverales y "fazendas".

EL GENOCIDIO.-
 Dos años y medio más demoraría en fructificar el plan "civilizador" tan bien esbozado en la carta de Caxias. De 1.500.000 paraguayos al comienzo de la guerra, murieron 1.250.000, es decir, 5/6 de sus habitantes... "monumento de cadáveres" del presagio artiguista. Todo para que, de acuerdo con la pomposa grandilocuencia de Mitre, "... cuando nuestro guerreros vuelvan de su gloriosa campaña a recibir la merecida ovación que el pueblo les consagre, podrá el comercio ver inscripto en sus bandera los grandes principios que los apóstoles del librecambio (los ingleses) han proclamado para mayor gloria y felicidad de los hombres". Comenta el historiador José María Rosa: "Habíamos contribuido a aniquilar a un pueblo hermano, para enseñarle las ventajas que en economía tiene el librecambio... para quitarle lo que ganaba una tejedora de naduty y dárselo a las hilanderías de Manchester o Birmingham".

Claro que, cuando en áspera polémica periodística se defienda Mitre de muy duras acusaciones de Juan Carlos Gómez, aflorarán inesperadamente (La Nación, 1.XII.69) otras hasta entonces inconfesas razones:
 "Los soldados aliados y muy particularmente los argentinos, no han ido al Paraguay a derribar una tiranía....Han ido... a reconquistar sus fronteras de hecho y de derecho, y lo mismo habríamos ido si, en vez de un gobierno despótico y tiránico, hubiéramos sido insultados por un gobierno más liberal y civilizado". ¡Al suelo también, como Caxias, con la grotesca máscara liberal y civilizadora! Pobres los uruguayos que creyeron morir en aras de ciertos ideales...

A Mitre, el militar, sucede en la presidencia Sarmiento, el maestro, aquel que ya en la prensa de 1862 predicaba la necesidad de "civilizar" al Paraguay. ¿Cómo entiende el nuevo líder unitario-liberal la actual situación? Bastan un par de párrafos de una carta que envía a la educacionista norteamericana María Mann:
 "Es providencial que un tirano haya hecho morir a todo ese pueblo guaraní. Era preciso purgar a la Tierra de toda esa excrecencia humana". Como lenguaje de docente, muy claro en sus definiciones...

Designa Canciller a Mariano Varela quien, en las postrimerías del conflicto aventurará una al parecer generosa doctrina:
 "La victoria no da derechos".  Mitre sale a la prensa atacando "...es máxima vacía de sentido, sin aplicación al caso, contraria a los intereses permanentes  de la nacionalidad". El presidente concuerda, y el novel Canciller se ve obligado a renunciar. Paradojalmente la mayoría de los historiadores oficialistas argentinos adjudicará la famosa frase a Sarmiento, y como ejemplo de su grandeza y desinterés pasará a la Historia. Así como la paraguaya provincia de Formosa a la Argentina.  Y 47.000 quilómetros cuadrados del oriente paraguayo al Brasil.

Según me refirió Pivel, la "generosa" condonación de la arbitraria deuda de guerra paraguaya y la devolución de los trofeos de guerra por parte de nuestro país, lo fue -obviamente en secreto- a cambio de grandes extensiones de campos paraguayos para nuestro embajador en Asunción y gestor del gran negociado, el abogado español (fugitivo de España y Brasil), Matías Alonso y Criado.

En orden decreciente -por estar más alejados de la piñata- apañaron también lo suyo el Canciller Carlos de Castro y nuestro presidente Tte. Gral. Máximo Santos. En compensación, una calle asunceña honra este nombre por aquel "solidario gesto americanista."

José Claudio Williman en su "Santos" (P.90) levanta una puntita de la manta.

EL FINAL.-
 Francisco Solano se sabe derrotado pero ha jurado morir con su patria. Tiene prohibido, bajo pena de fusilamiento, hablar siquiera de rendición. Y cuando sus propios hermanos entran con dicho propósito en conexiones con el enemigo, los hace ejecutar. Avanza hacia el Norte a presentar la última resistencia. Le quedan apenas 409 hombres, muchos de ellos mujeres y niños, pero el término es exacto, pues como hombres pelean con lo que tengan a mano. Será la última batalla: Cerro Corá. Los pocos cañoncitos se cargan con piedras y botellas rotas. La caballería paraguaya carga al trote porque sus escuálidos jamelgos ya no dan más. Y son diezmados por las armas de largo alcance de los brasileños quienes, por los demás, son veinte contra uno.

López, mortalmente lanceado en el vientre por el soldado Francisco Lacerda, famoso desde entonces por su apodo de Chico Diavo, pretende defenderse aún desde el suelo con su espadín, mientras grita:
 "Muero con mi Patria". Los generales Cámara y Silva Tabares y el sargento mayor Cimeón de Oliveira le disparan sus armas. Médicos brasileños le practicarán la autopsia para determinar la herida decisiva. Es que, verdadera cacería del hombre, había un premio de 100 libras para quien le diera muerte y varios candidatos reclamaban dicha "gloria". Pero el informe médico no se produjo, posiblemente porque reconocer el lanzazo mortal del soldado Lacerda podría indisponer con los más encumbrados postulantes. Y funciona la repartija de las 100 libras. Sin duda, un López prisionero habría significado toda una molestia ante la creciente grita internacional por el espantosos genocidio de la "Triple Infamia", como se le llamaba.

El octogenario vicepresidente Sánchez es interceptado en su carruaje y le ordenan entregarse.
 "Rendirme  ...¿rendirme yo? y descarga su bastón sobre el insolente para caer atravesado de un pistoletazo.

Otro carruaje transporta a la familia López y lleva de escolta una curiosa figura: un niño de 15 años en uniforme de coronel. Es Panchito López, el hijo mayor del Mariscal. Su padre le ha conferido ese grado y la responsabilidad de velar por sus hermanos y su madre, Elisa Lynch, aquella irlandesita que Francisco Solano conociera en París... ¡Cuán efímero fue el cargo, coronel Panchito, pero con qué suprema dignidad lo ejerciste! Los
 "cambá" alcanzan el vehículo y un oficial le intima: "Ríndete, filho da puta".  Imaginamos la voz trémula de adolescente gritando: "Un coronel paraguayo no se rinde".Y carga sobre el enemigo para ser masacrado en el acto. El mayor Florencio Peixoto, que comanda la acción, se insolenta con la madre que abraza el cadáver del hijo. Pero ella conoce una fórmula muy eficaz entonces en estas regiones: "Cuidado, soy inglesa". Con lo cual contiene a ese oscuro oficial que, con los años, llegará a presidente del Brasil.  Tres estados, Río Grande, Santa Catalina y Paraná, se levantarán un día contra su despotismo. Al frente dos orientales: Gumersindo y Aparicio Saravia.

A través de las épocas, significativo sino de enemigos comunes. De Artigas, federales, paraguayos y blancos...
Jorge Pelfort.

miércoles, 26 de marzo de 2025

LA "BANDERA TRICOLOR" de ARTIGAS de 26-MARZO-1815, ¿ fue o no fue la de diagonal roja ?


LA "BANDERA TRICOLOR" de ARTIGAS de 26-MARZO-1815, ¿ fue o no fue la de diagonal roja ?

 

FUENTE :  https://ecosdelhum.com.uy/contenido/16870/la-bandera-tricolor-de-artigas-de-26-marzo-1815-no-fue-la-de-diagonal-roja

Un viejo artículo de la revista MUNDO URUGUAYO pone en duda que "LA BANDERA TRICOLOR DE ARTIGAS ENARBOLADA EN MONTEVIDEO EL 26 DE MARZO DE 1815, NO FUE LA DE DIAGONAL ROJA", - Revista MUNDO URUGUAYO N°1822 MARZO 25 de 1954 -

Historia01 de diciembre de 2024Pablo ThomassetPablo Thomasset
PortadaBanderaROO

RETIRADAS el 25 de febrero de 1815, las tropas porteñas, de Montevideo, el delegado Nicolás Herrera entregó el gobierno político y militar al Cabildo, el cual inmediatamente envió ocho diputados "encargados de felicitar, e impetrar el auxilio del jefe de vanguardia Coronel D. Fernando Otorgues en favor del vecindario de la ciudad.

Entrada de las tropas orientales a Montevideo, de Diógenes Hequet (Juan Bautista Diógenes Hequet o Hecquet, (1866-1902)), en el que se puede ver llamear la bandera de Artigas, equivocadamente, ya que recién sería izada cinco días después y como se comprueba en la nota no sería la de la diagonal roja. FUENTE:  Revista MUNDO URUGUAYO N°1822 MARZO 25 de 1954. https://mnav.gub.uy/cms.php?o=1282

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El caudillo artiguista respondió que sus "armas no han tenido otro objeto que sostener la voluntad general" y que era un deber proteger las libres determinaciones  pareciéndole conveniente que el Ayuntamiento continuara "interinamente en el mando de esa plaza hasta que son oportunidad los pueblos, en quienes reside la soberanía" dispusieran y eligieran lo más "adaptable y compatible con sus intereses".

Las palabras de Otorgués se vieron inmediatamente respaldadas por los hechos, ya que al otro día, presidiendo el Cabildo, se presentó un numeroso grupo de americanos; en su representación dijo el ciudadano Juan M Pérez 
"que el objeto de su presencia allí era animado de la libertad que acababan de recobrar los pueblos del continente oriental por el esfuerzo de sus dignos defensores" 
suplicando
"a nombre del pueblo, que siendo incompatible con sus reclamaciones e ilegítima la existencia del actual Cabildo de la ciudad de Montevideo, se le permitiese a ella elegirlo nuevamente a su libertad, pues siendo hechura del Gobierno de Buenos Aires era escandaloso subsistiera" en el actual régimen político. (FUENTE: "El general Artigas y su época : apuntes documentados para la historia oriental", Justo Maeso, 1885).

Respondió el Sindico Procurador, exponiendo que la solicitud era "justísima y digna de un pueblo verdaderamente libre". Los demás miembros aprobaron sus palabras.

ENTRAN LAS PRIMERAS TROPAS ORIENTALES

El 27 de febrero, resuelve Otorgués -ya que así se lo exigía el Cabildo- enviar al interior de la ciudad de 200 hombres al mando del Capitán D. José Llupes, mientras el resto de la división quedaba en los extramuros, a su mando.

Pero poco después, ya elegido el nuevo Cabildo, se dirige a éste informándole que en las últimas comunicaciones de José Artigas, se le previene y ordena que debe entrar "a la mayor brevedad" en la plaza, con toda la división, exponiendo que debido a su situación "nada decente para el carácter que representa" por su cargo, el Ayuntamiento tenga la bondad de proporcionarle en la habitación del Fuerte "o donde se le juzgue más a propósito" lo imprescindible para su decencia "exterior", pues lo que tiene es reducido a lo más necesario en campaña.

Solucionado muy modestamente su pedido entró en la segunda quincena de marzo en la ciudad, teniendo a su lado un tambor "que batía marcha a cuerda floja y otro que traía una bandera tricolor"; detrás el resto de la vanguardia artiguista; a los costados del camino y sobre la muralla de la ciudad, orientales y españoles.

(FUENTE:  "José Artigas : jefe de los orientales y protector de los pueblos libros : su obra cívica : alegato histórico",  Eduardo Acevedo, Tomo II, 1909)

Se iniciaba en Montevideo, celosamente custodiado por las armas de la patria, el gobierno popular, hijo de las "meditaciones del inmortal Protector de los Pueblos Libres".

Pero aún no flameaba la tricolor bandera de Artigas sobre los grises muros de la Plaza fuerte de San Felipe y Santiago de Montevideo.

SE ENARBOLA LA BANDERA DE LA LIBERTAD EN MONTEVIDEO, 25 de marzo de 1815

Con fecha 25 de mazo de 1815, se dirige Otorgués al cura y vicario de Montevideo, Dámaso A. Larrañaga, invitándolo "para las seis, del día de mañana" pues ha dispuesto "se orle en esta plaza la bandera tricolor" persuadido que Larrañaga "toma una gran parte en las glorias del nombre americano".

Al mismo tiempo que le pide "concurra a la casa fuerte de mi asistencia, a la hora señalada" agrega que "disponga que a los primeros cañonazos, se anuncie con repiques de campana el regocijo de la enarbolación del pabellón oriental".

Con igual fecha se dirige al Cabildo, en nota similar en la que dice que ha dispuesto que "se orle la bandera tricolor en esta fortaleza" no dudando que concurrirán al acto "tan honroso al nombre oriental", el Cabildo le responde que "tendrá mucho honor en asistir a un acto tan laudable y que honoficará a todos los orientales".

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FUENTE: ARTIGAS 1784-1850 TOMO III  SETEMBRINO E. PEREDA, Montevideo, 1930, página 893. REFERENCIA (7): Archivo General de la Nación, Montevideo, Libro 79, "Correspondencia oficial de Otorgués al Cabildo de Montevideo", 1815-1816, Libro 484, "Compilación de documentos de la época de Artigas", 1815, Tomo I.

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No vamos a describir todos los pormenores de la ceremonia realizada el 26 de marzo de 1815, pues ello no es el tema de la nota y si hemos abusado un poco en el principio con la entrada de las tropas orientales en Montevideo, ha sido sólo con el ánimo de tomar contacto brevemente con la figura del bravo Teniente de Artigas; Otorgués, a quien tanto se ha vitupeado sin estudiar siquiera las acusaciones que le hacen los antiartiguistas.

Dos son las banderas descritas en los documentos pudieron ser izadas; de ellas trataremos.

El Fuerte donde flameó por primera vez la tricolor de Artigas en reemplazo de la blanca y azul del Gobierno de Buenos Aires.  FUENTE:  Revista MUNDO URUGUAYO N°1822 MARZO 25 de 1954

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¿CUAL ES LA BANDERA TRICOLOR QUE SE IZA?

Con fecha 4 de febrero de 1815, se dirige Artigas al Intendente de Corrientes, don José de Silva, en cuyo oficio expone que; 
"Yo he ordenado en todos los pueblos libres de aquella opresión (Buenos Aires) que se levante una (bandera) igual a la de mi Cuartel General:
blanca en medio, azul en los dos extremos y en medio de éstos unos listones colorados signo de la distinción de nuestra grandeza, de nuestra decisión por la República y de la sangre derramada para sostener nuestra Libertad e Independencia".

Resuelve utilizar esos colores ya que los ejércitos de Buenos Aires "mantienen enarbolado el pabellón español", pues deben "levantar con secreto la bandera azul y blanca".

(*) refiere a la bandera de Belgrano, actual bandera Argentina celeste y blanca

Retrato del Gral. Belgrano, jurando la Bandera Nacional en las Barrancas del río Paraná en 1812. Óleo sobre tela. Autor : Rafael del Villar. Fecha de ejecución: 1947. Dimensiones: L: 63 cm / A: 94 cm. Donacion de: Comisión Nacional de Homenaje al Gral. Belgrano. Complejo Museográfico Provincial 'Enrique Udaondo', Luján, Provincia de Buenos Aires, Argentina. https://es.wikipedia.org/wiki/Historia_de_la_bandera_de_Argentina

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El Oficio a Jose de Silva 4 de febrero 1815  de Artigas que describe la Bandera de los Pueblos Libres

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Ese color rojo, que agrega Artigas, es el mismo que los morenistas utilizaron en los primeros días de la revolución, y que con fecha 18 de febrero de 1812 hace tomar acuerdo el triunvirato de Buenos Aires que resuelve; "se haya, reconozca y use la Escarapela Nacional de las Provincias Unidas del Río de la Plata, declarándose por tal de dos colores, blanco y azul-celeste y quedando abolida la roja".

¿Es esa bandera descrita por Artigas la que se enarbola en el Fuerte de Montevideo el 26 de marzo de 1815?

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Dibujo de la bandera de Artigas que acompañaba al informe del Ministro español Don Andrés Villalba y que según éste fue enarbolada en Montevideo el día 26 de marzo de 1815. FUENTE:  Revista MUNDO URUGUAYO N°1822 MARZO 25 de 1954.  Oficio de Andrés Villalba a E Pedro de Ceballos Río de Janeiro 2 de abril de 1815. "LAS BANDERAS DE ARTIGAS" De la Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, Tomo XX. Agustín Beraza, 1957. URUGUAY. https://archive.org/details/las-banderas-de-artigas-agustin-beraza-1957/

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Bandera celeste, blanca y con los listones colorafos, adoptada por el gobernador Silva de Corrientes en marzo de 1815, siguiendo instrucciones de Artigas, según carta de Silva al Coronel Basualdo: ".. blanca en el centro, azul a los costados y con listones rojos en medio de estas franjas azules." FUENTE: "LA BANDERA DE ARTIGAS O DE LA FEDERACION Y LAS BANDERAS PROVINCIALES DEL LITORAL". Felix A. Chaparro. Santa Fe, Argentina, 1951.  https://archive.org/details/la-bandera-de-artigas-o-de-la-federacion-felix-chaparro-santa-fe-argentina-1951/

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Bandera Tricolor de Artigas, azul marino, blanco y los dos listones colorados, según Juan Antonio Rebella.  FUENTE: "PURIFICACION" SEDE DEL PROTECTORADO DE "LOS PUEBLOS LIBRES" (1815-1818), Juan Antonio Rebella, MONTEVIDEO 1934, https://archive.org/details/purificacion-juan-antonio-rebella-montevideo-1934

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LA BANDERA DE ROO DE 1815

La bandera azul y blanca con la diagonal roja, fue el símbolo adoptado sin discusión. Las autoridades de Montevideo confiaron la misión de facturar el dibujo a Don José María Roo (José María Hermenegildo de Roo y Cabezas) funcionario de la época colonial, contador de aduana y regidor del cabildo de la ciudad Roo dibujo y pinto la bandera y su proyecto fue aprobado ordenándose que de inmediato fuera puesto en ejecución.

Dice Jacinto Carranza; "La primera tricolor artiguista que ondeó a las seis de la mañana del día 26 de Marzo de 1815 “en los baluartes de la antigua Ciudadela", o “en el Cabildo y en las demás dependencias de esta capital", fue hecha bajo la dirección y por cuenta de Don José María de Roo, quien venía actuando en la vida pública montevideana desde 1787, y quien, en la primera fecha mencionada desempeñaba el cargo de Administrador de la Aduana".

Bandera Tricolor de Artigas, azul-celeste, blanca y franja diagonal colorada o roja, según Jacinto Carranza. FUENTE: LA TRICOLOR DE ARTIGAS. Jacinto Carranza. MONTEVIDEO. 1950. https://archive.org/details/la-tricolor-de-artigas-jacinto-carranza-montevideo-1950/

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Esta bandera fue confeccionada por la Señora de Don José Maria Roo; y depositada en el Museo Nacional.

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¿Quién era Roo?

José María Hermenegildo de Roo y Cabezas, baut. de 6 días, en la Catedral de Bs. As. el 18-IV-1756. Inició su carrera administrativa como Oficial de pluma de la Contaduría de la Real Hacienda, en 1776. Luego quedó radicado en la vecina orilla, donde desde 1781 fue Contador de la Aduana de Montevideo, para retirarse de Administrador de esa repartición en 1814. Era muy aficionado al dibujo y tenía nociones de heráldica.

Colaboró con Antonio Acosta y Lara, antiguo marino y jefe de la Capitanía montevideana, en la preparación de un telégrafo de señales por medio de banderas de colores, que permitieran a la distancia la comunicación con los buques surtos en aquel puerto. Producida la revolución rioplatense, al separarse Artigas de Buenos Aires, la provincia Oriental se dio su propia bandera; y José María de Roo, experto en diseñar tales emblemas, fue quien la creó con estos colores; blanca en el medio, azul en los dos extremos, y cruzada por una roja diagonal. Así la izó por primera vez el Secretario del Cabildo de Montevideo, Juan José Aguiar, a la salida del sol, el ¿25-V-1815.’?

FUENTE: https://viajes.elpais.com.uy/2017/05/14/la-bandera-ni-trapo-ni-pretexto/

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¿DOS BANDERAS DE ARTIGAS EN  MONTEVIDEO DE 1815?

Dice Agustín Beraza en su libro de 1957;

"El diseño de la bandera que José María Roo presentó al Cabildo, difería totalmente, de la que fuera izada en el Fuerte, el 26 de marzo de 1815."

FUENTE: LAS BANDERAS DE ARTIGAS, De la Revista del Instituto Histórico y Geográfico del Uruguay, Tomo XX, Agustín Beraza, 1957, URUGUAY.  https://archive.org/details/las-banderas-de-artigas-agustin-beraza-1957

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LA BANDERA DE ARTIGAS POR DECRETO de 1952

El artículo 11 del Decreto de 18 de febrero de 1952 dispone que la bandera de Artigas tendrá las mismas proporciones que las del pabellón nacional: el largo y el ancho han de estar en una relación de tres a dos, prescripción vexilológicamente razonable.

Según el decreto, esta bandera "constará de tres franjas horizontales del mismo ancho, siendo de color azul la superior e inferior, y blanca la del centro. Las franjas expresadas estarán atravesadas diagonalmente por una de color rojo de igual ancho que las anteriores, que se extenderá de la parte superior junto al asta, al ángulo inferior opuesto".

FUENTE: "El libro de los símbolos. Escudos y banderas del Uruguay", Ricardo Goldaracena. ARCA, 1998.

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¿CELESTE o AZUL?

Si dejamos de lado las consideraciones históricas, geopolíticas, interpretaciones idiomáticas de que es azul, que es celeste, que es azul celeste, y pensamos desde un punto de vista práctico, con "sentido común", parece evidente que los colores que tenía a mano Artigas para confeccionar sus banderas eran el azul, blanco y rojo, que obtendría fácilmente de las camisas blancas y de los uniformes remanentes del cuerpo de blandengues.

Por otro lado en Montevideo, sería sencillo tomar la bandera de Belgrano, celeste y blanca, y cruzarle un listón colorado, tal empleados en telas disponibles en la época.

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¿HUBO UNA BANDERA ARTIGUISTA EN EL "PASO DE LOS TOROS" ?

En los días previos al fin de semana del Patrimonio 2024, 5 y 6 de Octubre 2024, realizamos en el Museo Rincón del Bonete, una recreación del Campamento Artiguista en el paso de los Toros y Rincón del Bonete, entre 1812 y 1818. 

En dicha recreación colocamos las dos banderas mencionadas en este articulo, la azul-celeste de José Maria Roo enarbolada en Montevideo, y la bandera de Artigas de los pueblos libres, enarbolada en los campamentos de Artigas entre 1815 y 1820.

Por ende concluimos que si es posible, aunque no probable (no hay pruebas), de que en el campamento del paso de los Toros existiere una bandera tricolor, como la mencionada en el Oficio a Corrientes (Oficio de Artigas a José de Silva 4 de febrero 1815). 

Aclaremos que no existe dibujo, ni mención de testigos, sobre las banderas de los campamentos de Purificación, Arerungúa, etc.  Son estas banderas, tan especulativas como nuestra bandera artiguista en el paso de los Toros.

CampamentoMuseoBonete

Recreación que llevamos en fotografías, a exponer en la muestra artística de UTE, en el Hall de Planta Baja del Palacio de la Luz, las primeras dos semanas de Diciembre 2024.

MuestraPalacioLUZ

Dejamos aquí constancia que el haber agregado a la banderas, las fechas 1812-1818, el símbolo de campamento y la leyenda "Paso de los Toros"  va por nuestra cuenta. En otras palabras, no existe ningún documento o registro al respecto.

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ECOS DEL HUM, 4 de OCTUBRE 2024:  "Sabado 5 y Domingo 6, 15:00 a 17:00, PATRIMONIO 2024 en Rincón del Bonete, recreación del "Campamento Artiguista del ´paso de los Toros´ ”, 1812 a 1818,  https://ecosdelhum.com.uy/contenido/15755/

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CONCLUSION

El asunto de las banderas de Artigas, es un tema complejo, ya que como vimos existen muchas versiones. No hay dibujos de la época, ni registros redundantes.

Si es claro que la bandera con diagonal roja es la denominada por algunos como la bandera de Roo. Y si fue izada en Montevideo en 1815. Por otro lado también es probable (hay pruebas) de que esa no era la bandera que pensó Artigas, sino que esta fue la luego denominada "Bandera de los Pueblos Libres".

El tema no esta cerrado, ya que pueden surgir nuevos elementos, nuevos datos.

Por ejemplo, sabemos por testimonios indirectos, de que un museo de Río Grande del Sur, en Brasil, en los archivos, están guardados blasones y banderas capturados a Artigas, restos de la última batalla en Tacuarembó el 22 de enero de 1829, donde Artigas y su último ejercito sucumbe frente al ejército portugués.